CAPÍTULO 4 Entorno de negocio en la nueva normalidad
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4.1 ENTORNO MACROECONÓMICO GLOBAL
En el año 2020 la economía mundial sufrió una fuerte contracción provocada por la pandemia de COVID-19 y las medidas impuestas para su control. En 2021, debido a la paulatina eliminación de las restricciones relacionadas con la pandemia y al avance de la vacu- nación, la economía mundial ha experimentado un notable crecimiento de en torno a un 5,5%.
Tras este fuerte repunte, el Banco Mundial observa una fuerte desaceleración de las principales economías mundiales en el primer semestre del ejercicio 2022, según ha publicado en su último informe1 sobre perspectivas macroeconómicas. Esta desaceleración estaría provocada principalmente por la incertidumbre en los mercados derivada de las nuevas variantes de la COVID-19, así como al incremento de la inflación y de la desigualdad de ingresos entre las distintas economías, penalizando significativamente a las economías emergentes.
En este sentido, el conflicto entre Rusia y Ucrania, iniciado en febrero de 2022, ha aumentado esta incertidumbre y se espera tenga impactos tanto económicos como sociales. Además, las sanciones anunciadas a Rusia en los últimos días, podrían tener también un impacto en la economía global. En lo que respecta a la economía española, el conflicto podría ralentizar la recuperación económica y elevar la inflación.
En el corto plazo, el conflicto está teniendo un impacto en los mercados energéticos globales, donde Rusia juega un papel funda- mental como tercer mayor productor de petróleo del mundo y el mayor exportador. En consecuencia, se está viendo un aumento de los precios de las materias primas, que podría impulsar la inflación.
El FMI estima que el crecimiento de la economía mundial en los ejercicios 2022 y 2023 será de un 4,1% y un 3,2% respectivamente, si bien estas estimaciones podrían verse alteradas por los impactos económico-financieros del conflicto. Sin embargo, las distintas economías mundiales se van a ver afectadas de manera divergente ya que se espera que las economías avanzadas disminuyan su crecimiento, desde el 5% de 2021, hasta un 3,8% y un 2,3% en 2022 y 2023, respectivamente, y que en el caso de las economías emergentes y en desarrollo se espera que el crecimiento caiga desde un 6,3% registrado en 2021, hasta un 4,6% y un 4,4% en 2022 y 2023.
El hecho de que muchos países emergentes y en desarrollo no estén pudiendo aplicar políticas macroeconómicas para apoyar la actividad económica, los nuevos brotes de COVID-19, el incremento de la inflación, así como las presiones por los cuellos de botella en las cadenas de suministro, tendrán un impacto significativo en la demanda externa de estos y en su crecimiento económico.
Para controlar la inflación, algunos países están retirando las medidas de apoyo antes de que se complete la recuperación de la economía a niveles previos a la COVID-19. Además, el Banco Mundial recalca que la vacunación en el mundo debe realizarse de una manera más global y equitativa para que la pandemia pueda controlarse y de esta manera abordar el futuro crecimiento de la economía de forma más homogénea y sostenida en el tiempo.
Por su parte, el Banco Central Europeo espera que, tras un crecimiento en la zona euro de un 5,1% en 2021, ésta continúe recupe- rándose, si bien a un nivel más moderado en 2022. Este crecimiento estará impulsado por la demanda interna, mejora del mercado de trabajo y por el incremento del gasto por el ahorro acumulado durante la pandemia. Estas perspectivas van a estar condicionadas por las nuevas olas de COVID-19, la subida de los costes de energía y los cuellos de botella en la cadena de suministro.
En lo que respecta a la economía española, el Banco de España2 expone la gran incertidumbre a la que están expuestas las proyec- ciones realizadas, derivada de la evolución de la pandemia, las distorsiones en las cadenas de abastecimiento y las presiones de la inflación. En este sentido, los mercados de futuros apuntan que a lo largo de 2022 las presiones inflacionistas se reducirán debido a la desaparición gradual de los efectos de los cuellos de botella, así como, de la reducción de los precios energéticos. Aún con todo ello, las tensiones geopolíticas pueden hacer que estas expectativas se vean reducidas.
La economía española se enfrenta además a otra gran incertidumbre, como es el uso del ahorro acumulado durante la pandemia que vayan a realizar los hogares españoles (superior al 6% del PIB), lo que condicionará el consumo privado y, por tanto, la demanda.
Con todo esto, a pesar de la inestabilidad de 2021 y las incertidumbres futuras, el PIB ha crecido un 4,5% en 2021 y se espera que apoyado con los proyectos financiados a través del programa Next Generation (Plan de recuperación de la Unión Europea) y el mantenimiento de unas condiciones financieras favorables, crezca un 5,4% en 2022 y 3,9% en 2023. Por lo tanto, si la tendencia se mantiene con estas perspectivas, se recuperaría el PIB previo a la pandemia entre finales de 2022 y comienzos de 2023. 1 Global Economics Prospects, Enero 2022. 2 La economía española en 2022. Situación y retos para la política económica.