Viernes, 24 de junio de 2022
La industria química es uno de los mayores y más consolidados sectores industriales de España, con más de 3.000 empresas. De acuerdo con los datos que aporta la Federación Empresarial de la Industria Química Española (FEIQUE), supone un peso fundamental como motor económico del país con la generación del 5,5% del PIB y del 3,7% del empleo, incluidos sus efectos indirectos e inducidos.
Con una cifra de negocios de 64.519 millones de euros, de los cuales casi el 60% se facturan en mercados exteriores (hasta los 36.570 millones de euros) y un peso creciente en países de fuera de la Unión Europea, el sector químico es el segundo mayor exportador de la economía española, solo detrás del automóvil.
La industria química es líder también en innovación. El año pasado se destinaron más de 1.038 millones de euros a I+D+i, lo que supone una cuarta parte del total de la inversión privada en esta área. Asimismo, uno de cada cinco investigadores del sector privado es contratado por la industria química para ejercer su profesión, resalta FEIQUE.
Recientemente ha habido grandes avances en este campo, siendo uno de los principales aliados de la economía circular mediante la investigación de productos, materiales y procesos. Entre ellos, destaca la química verde, una innovadora forma de enfocar la síntesis de nuevas sustancias químicas que busca la sostenibilidad ambiental para lograr una química más amigable con la salud y el entorno.
Este modelo, que se basa en 12 principios que fueron formulados en los 90 por los científicos Paul Anastas y John Warner en su libro ‘Green Chemistry: Theory and Practice’, está presente en todo el ciclo de vida de un producto; desde su diseño a su utilización, pasando por el proceso de fabricación. Por ello, la química verde aporta una serie de ventajas y beneficios que no solo ayudan a proteger la salud de nuestro planeta y todos los que habitamos en él, sino que también permite que las empresas que sigan sus principios sean económicamente más competitivas.
La química verde (también llamada química sostenible) ayuda a ahorrar y preservar recursos —menor uso de agua y energía, reducción del impacto ambiental de los químicos una vez usados o procesos productivos más sostenibles—, a obtener beneficios para crear un entorno más saludable y tiene la capacidad de transformar sectores como el de la agricultura, la alimentación, la energía o el farmacéutico, entre otros.
Existe un paulatino compromiso por parte de los científicos, inversores e instituciones para ayudar a su desarrollo. Entre otras iniciativas, destaca el Green Chemistry Institute, cuyo objetivo es promover el uso de la química verde a favor de un entorno más sostenible y protector de la salud humana recurriendo a este nuevo concepto de química orgánica.
El experto Pascal Kornfuehrer, director de la Oficina de Tecnología de la compañía de polímeros de alto rendimiento Covestro AG, considera que la industria química necesita “repensar su relación con la naturaleza” y buscar ser “más eficiente y más verde” con el objetivo de “limitar la explotación del medioambiente” llevada a cabo por una economía lineal basada en “usar y tirar” que dirige a la sociedad a “un callejón sin salida”.
Proyectos pioneros
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), en colaboración con la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU), han ensayado con un material tipo “perovskita” que permite abaratar el coste eléctrico del método empleado para eliminar contaminantes orgánicos en aguas residuales.
La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) presentó una propuesta para restringir el uso de partículas microplásticas que se agregan intencionalmente a productos dirigidos al consumo, debido al potencial riesgo que suponen para la salud y el medioambiente.
Cepsa ha puesto en marcha la primera planta química en el mundo en evolucionar la Tecnología de Detal: Cepsa Química ha puesto en marcha la primera planta química en el mundo reconvertida a la Tecnología de Detal para la producción de la materia prima de detergentes biodegradables, el alquilbenceno lineal (LAB). Esta tecnología permite reducir el consumo de agua hasta 80.000 m3 al año. Además, desde la compañía han invertido 117 millones de euros para reforzar su liderazgo mundial en la fabricación de LAB y se han comprometido a seguir avanzando hacia una química más sostenible empleando materias primas renovables y recicladas, desarrollando productos con menos carbono fósil y utilizando desechos como materia prima.
La prevención que caracteriza a este modo de hacer química también permite evitar los problemas antes de que ocurran, destaca en un informe Zschimmer & Schwarz España. Evitar residuos antes que eliminarlos o tratarlos, generar la mínima toxicidad, priorizar recursos renovables, diseñar productos biodegradables o reducir al máximo el riesgo de accidentes son algunos de los principios básicos de la química verde que formularon los mencionados Anastas y Warner y siguen vigentes hoy en día.
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